jueves, 20 de febrero de 2014

Conocer y aceptar al otro con su valor personal exige paciencia y creatividad, fidelidad.


La paciencia no se debe entender como una actitud pasiva, sino como la actitud del que sabe ajustarse al ritmo del otro, de los otros.

La creatividad es una búsqueda activa de nuevas formas de conocimiento, de imaginación, de amor. Es el mejor antídoto contra la rutina, lo veremos en las sesiones de noviazgo y matrimonio.

La fidelidad no como el mero aguantar (propio de columnas, objetos que soportan peso, o a lo sumo como mulas de carga). La fidelidad es una virtud operativa, que a través de la creatividad y de la paciencia me hace, y nos hace, ser más felices, incrementar (no simplemente conservar) nuestra vocación de amor. La fidelidad que -como todo en lo humano- tiene sus baches y momentos de alegría, cuando conlleva ese afán de construir, de crecimiento, nos conduce a la felicidad. 

La fidelidad o crece o muere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario