FUNCIONES DE LOS PADRES
Desde la psicología cuando se habla de las
funciones de los padres dentro del sistema familiar, se reconocen dos funciones
básicas: la Nutrición Emocional, y las Funciones Socializantes, vamos a ver en
qué consiste cada una de ellas:
· Nutrición emocional: es
la función mediante la cual los padres dan afecto y seguridad emocional a los
hijos, y les devuelven una imagen positiva de sí mismos.
· Funciones sociabilizantes:
mediante las cuales los padres controlan el contacto de sus hijos con la
sociedad en un doble sentido:
o
Funciones protectoras: los
padres ayudan a los hijos a defenderse de las agresiones del entorno.
o
Funciones normativas:
orientar a los hijos sobre cómo tratar a los demás; adaptarse y aceptar normas
familiares y sociales
Cuando en una familia lo padres no aportan
suficiente nutrición pero sí mucha exigencia (en funciones normativas) genera
en los hijos estados depresivos y los predispone a la depresión cuando sean
adultos. Todo son normas y casi nunca aciertan al cumplirlas, sentirse queridos
depende de si cumplen las normas
Si no se da ni nutrición ni sociabilización, se
generan familias multiproblemáticas, fracaso escolar, drogadicción,
alcoholismo, delincuencia...
Si hay exceso de funciones protectoras se transmite
inseguridad y se fomenta la mala autoestima, junto con una visión negativa y
amenazante del mundo.
Si hay demasiada nutrición emocional y poca función
normativa, se está dando sobreprotección y se favorece que el hijo sea
caprichoso, poco capaz de responsabilizarse de sus actos y manipulativo.
Por
todo ello vemos que el equilibrio en ambos tipos de funciones (emocionales y
sociabilizantes) es fundamental. En otras ocasiones hemos hablado de lo que
significa la nutrición emocional, que depende de la aceptación incondicional de
su hijo.
ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DE SU HIJO
Esto
depende de que usted vea con realismo a su hijo en lugar de proyectar sobre él
sus expectativas o el modelo de hijo que desea tener.
Su
hijo es como es, es él mismo, no como usted desea que sea. Si usted consigue ver
a su hijo como es, tendrá expectativas realistas, se ahorrará muchos
conflictos, podrá aceptarle realmente y podrá fomentar su auto-estima porque:
· No le pedirá las cosas en función
del proyecto de hijo que usted tiene, sino en función de lo que su hijo es. De
esta forma, él no se sentirá presionado.
· Su hijo podrá ser auténtico,
sin tener que ocultar lo que a usted le molesta.
· Sus exigencias serán realistas
y su hijo podrá responder a ellas.
· Descubrirá valores que
realmente tiene y podrá reforzárselos.
Para
ello es fundamental que usted tenga en cuenta que todas las personas somos únicas
y diversas. Que cada persona es un proyecto distinto que sólo a ella le
corresponde vivir. Los padres deben ayudar a que los hijos se autorrealicen, no
deben proyectar la vida de sus hijos en función de sus propios deseos o
frustraciones. Los hijos también son únicos, diferentes, diversos.
Pero
obviamente el aceptarlos incondicionalmente no es sinónimo de decir amen a
todo, como padres tenemos la obligación de poner límites y también de corregir
y castigar cuando nuestros hijos hagan algo mal.
CÓMO CORREGIR A NUESTROS HIJOS
Corregir
es algo necesario e inexcusable en toda educación paterna, sin corregir no se
puede educar. La corrección ha de servir para:
·
Interioricen
valores y normas éticas y morales,
·
Aprendan
a que sus actos tienen consecuencias,
·
Educar
en responsabilidad
·
prendan
a tener un orden de conducta,
·
Sepan
cómo se hacen bien las cosas, y qué hay que hacer para actuar bien,
·
Que
nuestros hijos tengan unos límites claros,
·
Tengan
claro qué pueden hacer y qué no pueden hacer,
·
...
Para
que todos estos objetivos que la corrección tiene, cuando corrijamos tenemos
que seguir algunas directrices.
1.
Hable de la
conducta concreta del niño en lugar de hacer generalizaciones y emplear
demasiado el verbo ser. Esto es
especialmente importante cuando consideramos que el hijo
ha hecho algo mal. Por ejemplo, si ha derramado el agua en la mesa, no le diga
“eres un inútil”, sino “has derramado el agua”. Se trata de que describa las
conductas de forma precisa y le haga ver sus posibles causas y consecuencias,
no de hacer valoraciones globales o generalizaciones injustificadas. No hay niños inútiles, tontos, malos,.... Hay conductas más pertinentes y
menos pertinentes y conviene aprender las primeras. Todos los niños pueden
aprender a tener conductas pertinentes. Eso lo pueden hacer, pero es muy
difícil dejar de ser un inútil, un patoso o un tonto.
2.
Sea claro en lo que espera del
hijo, hágalo con
exigencias adaptadas a sus capacidades, mantenga con coherencia estas
exigencias. No desoriente a su hijo, no cambie de criterio sin motivo, etc.
Aplique a las exigencias los principios de la disciplina inductiva.
3.
Reconozca los
esfuerzos más que los resultados. Por
ejemplo, su hijo tiene obligación de estudiar, no de sacar esta o la otra nota. Dígale expresamente que lo
importante es lo que se esfuerza.
4.
Establezca
las exigencias en función de los intereses de su propio hijo, no de los suyos
propios. Acepte la diversidad de las personas;
también que su hijo sea diferente a lo que usted se había imaginado. El
proyecto de vida debe ser de su hijo y para su hijo. Usted debe ayudarle a
descubrirlo, planificarlo y realizarlo,
en la seguridad de que su apoyo no estará supeditado a ningún logro, sino que
usted siempre le ofrecerá una relación incondicional.
5.
Alabe a su
hijo y expíe su afecto. Seguro que
hace muchas cosas bien y consigue cosas que se propone. Es el momento de
decirle sinceramente que lo ha hecho bien. Elógiele por sí mismo, no adopte un punto de vista comparativo. Lo importante no es
ser el primero o último de la clase, sino hacer las cosas todo lo bien que uno
puede. Ser realista en el elogio, no haga elogios excesivos que no sean
sinceros ni creíbles. Su hijo le dará muchos motivos reales para el elogio.
Evite el elogio ambivalente que implícitamente conlleva un mensaje negativo.
Por ejemplo, no diga a su hijo “me ha sorprendido”, cuando ha hecho algo bien,
porque le está diciendo que usted no se lo podía esperar.
6.
Cuando tenga que corregir a su hijo.
o Focalice la conducta
concreta que quiere cambiar e indíquele claramente
(por ejemplo, “estás insultando a tu hermano”).
o Dígale también
alguna buena razón para que la cambie. Intente encontrar razones que tengan que
ver con los intereses del propio niño (por ejemplo, no le diga sólo que su
hermano merece respeto, dígale también que
si es amable es más probable que sea amable con él, que la agresividad provoca
agresividad, que el que más beneficio saca de las buenas palabras es el que las
dice).
o Sea coherente y haga similares correcciones y use frecuentemente las mismas
razones.
o Sea paciente, los niños necesitan tiempo.
o No refuerce las conductas incorrectas de forma indirecta, por ejemplo
dedicándole más atención que a las correctas. (Por ejemplo, su hijo no debe
conseguir ser el centro de atención familiar sólo cuando monta un número que
ustedes consideran indeseable).
o Procure encontrar y reforzar una conducta positiva que sea alternativa e
incompatible con la incorrecta. (Por ejemplo, aproveche para reforzar a su hijo
cuando es amable).
En todo caso, siempre debe estar claro que no se pone en cuestión la
incondicionalidad racional (Por ejemplo, incluso cuando no hay entendimiento
podemos decirle: “bueno hijo mío, que sepas que aquí me tienes y siempre me
tendrás, eres mi hijo y me tienes a tu lado incondicionalmente, aun en el
desacuerdo”).
Otra cosa en la que debemos fijarnos en
si estamos siempre corrigiendo, hay padres que no hacen otra cosa,
constantemente corrigen a su hijo, todo lo hace mal, están super pendientes de
lo que su hijo hace, en la mayor parte de las ocasiones no les dejan ser niños (esto
significa, correr, gritar, mancharse, caerse, decir tonterías, saltar, tirar
alguna cosa...). Si esto es así, veremos en general que cuanto más corregimos,
más trastadas parece que hace nuestro hijo (en el fondo así llama nuestra
atención), probemos a dejarle ser un niño.
Nancy Samalin
No hay comentarios:
Publicar un comentario